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Óscar Murillo: su carísima obra

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A finales del mes pasado Christie’s, la casa de subastas, causó controversia y asombro una vez más. La obra Sin título de Óscar Murillo se vendió por 391 mil de dólares, precio tan alto como un Botero. Bastante impresionante de por sí, más si se toma en cuenta que Murillo tiene apenas veintiocho años, y una experiencia y trayectoria mucho menores. Ya se hizo un revuelo alrededor suyo, con una marcada insistencia en compararlo físicamente con Jean-Michel Basquiat, el graffitero junkie de Nueva York. La vida personal de Murillo guarda una relación estrecha con lo que hace: nació en Colombia, pero su familia se mudó a Londres cuando él tenía diez años, por lo que experimentó un shock cultural considerable que le provocó gran curiosidad por los desplazamientos, espaciales y temporales. Procura que esa curiosidad se vea reflejada en su pintura y performance, que aparecen articulados entre sí.

oscarmurillo-untitled

Sin título

Muchos de esos performances (aunque él no siempre les llama así) consisten en desplazar eventos sociales, con sus rituales y significados, de un entorno a otro. Mezcla las celebraciones de las grandes esferas artísticas con el entorno familiar al que está acostumbrado: a una cena con champagne y discusión académica lleva también tamales y hace concursos de baile de salsa. La lista de invitados va acorde con sus intenciones incluyentes, ya que a esos eventos asisten tanto curadores y coleccionistas, como los parientes de Murillo, ajenos a esa élite. De esa forma juega con los límites de lo privado y a lo cotidiano le otorga el estatuto de artístico. En una entrevista para BOMB, mencionó su interés por la reflexión sobre prácticas como el yoga, que fue desplazada de India a Estados Unidos y de ahí al resto del mundo, adquiriendo nuevos significados en el proceso. Para ahondar en esa reflexión, convirtió una galería en un salón de yoga e invitó a sus amigos a practicarlo. Es decir, buscó permearse de él, volver la reflexión un acontecimiento y hacer un agregado sensible, huella de todo eso. En la misma entrevista, Murillo habló a detalle de cómo crea su pintura: reúne elementos comunes del entorno (bolsas de plástico, espejos) y los junta en su taller con los lienzos, pinturas y otros materiales más típicos del quehacer artístico.

“My studio is a cradle of dust and dirt, of pollution (…). It’s continuous process, a machine of which I’m the catalyst. Things get moved around, I step on them, and they get contaminated. It’s not about leaving traces, it’s about letting things mature on their own—like aging cheese or letting a stew cook, they get more flavorful. That’s kind of how these paintings are made.”

Vuelve a mostrar su fascinación con el concepto de desplazamiento al mudar los objetos de un contexto a otro. Y no se trata solamente del contexto: el lienzo funciona como registro del movimiento que ocurre en el espacio en que se encuentra. Luego de esa especie de entropía –cuando Murillo siente que el trabajo ha “madurado”– interviene él mismo pintando, organizando la composición y a veces añadiendo palabras (muchas veces en español y relacionadas con sus raíces latinoamericanas) que entablen un diálogo con lo que ha quedado en el lienzo. Así, Yoga resulta ser una imagen supuestamente limpia que, colocada verticalmente, remite a una persona practicándolo.

oscarmurillo-yoga

Leí una crítica fuerte que se enfocaba no tanto en la obra de Murillo, sino en cómo funciona el mercado del arte, que permitió que se vendiera a un precio exorbitante la pintura de un individuo “desconocido” en el medio. Del funcionamiento del mercado del arte (y del mercado en general) sé muy poco, pero este suceso sirve para que se pongan los ojos sobre Murillo y se analice, ahora sí a fondo, lo que hace. Pienso que él tiene su mérito y será interesante seguir su trabajo. Ver cómo, al igual que sus lienzos, madura él como artista. @ClarNoExplica (pero a veces sí)

Nota aclaratoria: Sin título, el cuadro vendido carísimo, aparece en la foto pequeña al principio del texto. En el artículo busqué más bien revisar la obra de Murillo en general, y la que más llamó mi atención fue Yoga. Ignoro en cuánto se haya vendido ésta, si ya lo hizo.

Imágenes:  BOMB MagazineGalleristNY y Las 2 Orillas


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